La propagación del coronavirus que produce la enfermedad Covid-19 ha obligado a las comunidades de todo el mundo a intensificar hábitos de higiene, entre los que destacan la limpieza de las manos y el distanciamiento social.
Entre otras normas para contener el contagio, se recurre a la desinfección de espacios y objetos de uso común, como los muebles de sodas y restaurantes, pasamanos en los autobuses y las agarraderas de las puertas.
Las generalizadas medidas higiénicas lideradas por los gobiernos también son válidas para reconsiderar la actitud que tradicionalmente hemos tenido de frente a las necesidades higiénicas, ya no sólo para evadir al Covid-19, sino también para combatir a otros múltiples males, causados por virus y bacterias.
Es el momento para pensar, como lo hacen en los países anglosajones al inicio de la primavera, en la necesidad de limpiar a fondo los enseres que suelen ser reservorios de gérmenes e impurezas que causan enfermedades.
Consecuentes con esos hábitos higiénicos tan propios de los países de climas mediterráneos, lo que corresponde, en tiempos de coronavirus, es realizar una limpieza profunda y completa desinfección de alfombras, muebles, colchones, cortinas y ropa de cama.